miércoles, 18 de agosto de 2010

Artículo

LA EDUCACIÓN DEL ADULTO Y LA IMPORTANCIA DE SU INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE, RELACIONADA CON LA INTELIGENCIA ACADÉMICA

LIC. ALAN FABRICIO PLATERO TRABANINO

INTRODUCCIÓN.

La historia nos ha enseñado que la superación de las naciones inicia cuando su pueblo empieza a educarse.

Esto es un axioma completamente valido, ya que a través de los tiempos se ha podido establecer que la sociedad da un paso cuantitativo y cualitativo en su forma de vida, cuando adquiere conciencia que solo a través del conocimiento podrá superar todas las barreras que se le presentan.

La educación es una vía por la cual las personas adquieren el conocimiento básico que les permite alcanzar varios objetivos, como una mejor convivencia social, ya que al encontrarse el hombre, desde el punto de vista de genero, con conocimiento claro de sus derechos y obligaciones, comprenderá que respetando los derechos de las demás personas y cumpliendo con las obligaciones que le exige la pacifica convivencia, podrá entenderse armoniosamente con sus vecinos.

Podemos establecer que entre los rasgos relevantes de la sociedad actual, resalta el criterio generalizado de que la educación es el instrumento fundamental con el cual se logran, entre otras cosas, la promoción integral del hombre y la medida el grado de desarrollo alcanzados por los pueblos.

Así mismo, al existir la educación de por medio irán desapareciendo paulatinamente aquellos viejos mitos y tradiciones que se han enraizado en los pueblos, que lo esclavizan a costumbres ortodoxas y anacrónicas que han impedido avances trascendentales en el desarrollo de las sociedades.

Por lo que al analizar escuetamente los beneficios anteriores, no podemos dudar que en todo pueblo elitista existe una tendencia a la educación, caso contrario los pueblos tercermundistas en los cuales esta es limitada y exclusiva de ciertos sectores y clases sociales, lo que impide por ende su desarrollo.

De la expansión de la educación dependerá por ende el desarrollo que alcance una nación, por lo tanto este debe de ser integral y totalitario, operándose tanto en las nuevas generaciones como en las generaciones maduras, las cuales por aspectos lógicos deberán de obtenerla de una forma especial, sin descuido de su permanente supervisión y continuidad.

El presente articulo científico tiene por objeto analizar los métodos andragogicos que deben emplearse para la educación del adulto, partiendo del hecho de que la educación es un factor importante en el desarrollo de los pueblos y por ende debe de ser integral, tomando en cuenta el aspecto emocional del estudiante, el cual como veremos en el transcurso de nuestro articulo tiene una gran influencia sobre el nivel de captación del alumno, por lo que sopesando el grado de inteligencia emocional que el individuo posee con el grado de inteligencia académica, podremos establecer la teoría de que si bien ambas surten un gran efecto en la educación del adulto mayor no siempre el que las posee o posee una de ambas tendrá mas éxito en sus actividades propias.


LA EDUCACIÓN DEL ADULTO Y LA IMPORTANCIA DE SU INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL PROCESO DE APRENDIZAJE, RELACIONADA CON LA INTELIGENCIA ACADEMICA:

Toda persona que ha tenido la oportunidad de pararse frente a un grupo de alumnos para impartir una materia o un tema especifico, estará de acuerdo en afirmar que la educación de los adultos presenta diferentes teorías y practicas que son fundamentales con respecto a la educación de personas de menor edad como niños u adolescentes.

Es bien sabido por las personas que la educación es parte de la naturaleza humana, ya que toda persona tiende a la curiosidad, a tratar de descubrir mas allá de la razón lógica que induce la observación, por lo que en su proceso de aprendizaje influyen dos corrientes que le dan forma, como lo es el cúmulo de conocimientos adquiridos por las personas a través del tiempo y que son transmitidos de generación en generación, así como la satisfacción de necesidades básicas que se le presentan en el transcurso de la vida, las cuales son afrontadas de mejor manera con el conocimiento que solo otorga la educacion.

Pero la naturaleza del hombre no es cambiante, las personas buscan las mejoras personales en todo momento y para ello hay que ingresar a un sistema laboral ampliamente competitivo, en el cual el aspecto competencia es un factor latente en todo momento, lo que origina el impulso del deseo de aprender, para ser cada vez mas capaz en los exigentes sistemas en los cuales el hombre vive, lo que desemboca en una incesante demanda educativa cada vez mayor, que tiende a garantizar el aprendizaje de la persona de una forma constante, evolutiva y eficaz, lo que implica a la vez la tensión propia que conlleva el obtener un puesto en el reducido espacio de las oportunidades educativas.

Tradicionalmente la educación puede definirse como un proceso por medio del cual la sociedad transmite a sus nuevos miembros, a través de instituciones docentes, conocimientos, lineamientos y directrices que les servían como normas e instrumentos de desempeño en su diario quehacer.

Educar al adulto y establecer la manera más efectiva de hacerlo, ha sido preocupación permanente de una buena cantidad de docentes investigadores quienes, a través de sus escritos, han formulado proposiciones, ideas, conceptos y planteamientos relacionados con la teoría y praxis a seguir en dicho proceso.

Es así como esta educación debe de ser debidamente orientada y encausada a las necesidades propias del estudiante. Para Felix Adam, la educación no debe ser la imagen de una sociedad sino que la misma es función de los intereses del educando.

Pero debemos establecer antes de continuar que entre la enseñanza del adulto y del niño o adolescente existe un factor muy importante a analizar y que es que las personas mayores con pretensiones de estudio tienen un gran deseo de aprender y una motivación constante para seguir adelante en todo momento, lo cual no ocurre con los jóvenes, los cuales aunque tengan grandes facultades demostradas durante su estancia y enseñanza académica, gran parte de ellos no continúan con sus estudios superiores o se quedan estancados en la enseñanza media.

Pero para avanzar en nuestro análisis debemos de establecer “que es
un adulto”?, para lo cual lo definimos como: una persona que conformó un todo corporal definitivo, desde el punto de vista físico, el cual biológicamente concluyo su crecimiento, adquiriendo conciencia de si mismo y de sus semejantes, así como del desarrollo de su inteligencia, por lo que toma decisiones con plena libertad. En cuanto a su educación el adulto esta capacitado para gestionar su propio aprendizaje.

La Adultez puede también definirse como la plenitud vital que el hombre logra obtener en un determinado momento de su existencia. Esta puede ser de diferentes tipos como la adultez biológica, la psicológica, sociológica y adultez intelectual.

Esta adultez se manifiesta en los diversas formas de relacionarse con las demás personas, en su capacidad de asimilar las situaciones que se le presentan, la capacidad afectiva y la capacidad de aprender.

El hombre que llega a su adultez tiene una percepción clara y realista del mundo, es una persona que tiene definidos sus objetivos, analiza sus opciones y sabe interpretar los obstáculos que se le presentan. Sabe diferenciar y utilizar eficazmente los objetivos de su entorno, extender la vida de relación más allá de su ambiente social y resolver con éxito las situaciones problemas, a lo que llamamos adultez intelectual.

Pero todo este proceso conlleva un factor muy importante como lo es la capacidad de relacionarse con otras personas, de ser lo suficiente maduro para formalizar una estructura social que le permita desarrollarse como persona y como hombre.

Esta capacidad de motivarse a si mismo, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y, por último —pero no por ello, menos importante—, la capacidad de empatizar y confiar en los demás, es lo que conocemos con el nombre de: Inteligencia Emocional.

El reconocimiento de la diferencia existente entre el adulto y el niño u adolescente, además de las características físicas, marcan el trayecto para iniciar un análisis de la forma de aprendizaje de ambos, que dio como resultado la Andragogía.

Es así como esta ciencia tubo que recorrer desde sus inicios hasta el momento actual, un camino tortuoso con muchos altibajos, puesto que se inicio a incursionar en un campo desconocido para los conocedores de la enseñanza hasta ese momento, siendo uno de los logros mas significativos el desprenderse definitivamente de las generalizaciones que se le hacían a partir de la Ciencia Pedagógica.

Es a través de la prueba error que los resultados demostraron que la educación es un proceso constante en el cual debe de estar inmersa la persona, en el cual las técnicas a utilizar son distintas a las utilizadas en el proceso de aprendizaje de los niños o adolescentes como ya se estableció, pues cada uno de los alumnos presentan características propias que facilitan o impiden su avance en el aprendizaje.

Es por ello que la educación obtuvo un gran progreso en bifurcar la
educación del menor con la educación del adulto, proceso que de por si fue problemático, tardío y complicado pero de gran auxilio para la ciencia de la instrucción.

Debemos tener claro que con el paso de los años, el hombre adquiere en cierto grado un nivel de inteligencia emocional, la cual le será de suma utilidad en su vida, pero el que una persona tenga inteligencia emocional no implica que de por si adquiera inteligencia académica ni viceversa, la inteligencia académica no implica que la persona tenga inteligencia emocional.

El hombre como todo ser racional tiene dos clases de inteligencia: La inteligencia racional y la inteligencia emocional, siendo determinantes para su desarrollo ambas. Una no puede funcionar adecuadamente sin la otra, perteneciendo la inteligencia académica al ámbito de la racional.

Debemos entender que la inteligencia académica es aquella que demuestran los alumnos en el proceso de enseñanza, la cual conlleva una serie de factores que los distinguen de los demás, descollando rápidamente del grupo por su capacidad de percepción en el aprendizaje, por su memoria, por su capacidad de entendimiento.

Pero este tipo de inteligencia difícilmente combina con las realidades propias de la vida, en donde la capacidad de análisis académico no logra procesar las situaciones inesperadas que se le presentan en el diario vivir y que en un momento determinado impiden una comunicación con sus congéneres, volviéndose retraídos y asustadizos.

Empiezan a parecer el juego de las emociones, en el cual su existencia se ve perturbada por situaciones en las cuales él ya no es siempre el ganador, lo que le causara un aumento en su inseguridad y desconfianza por el futuro que de acuerdo a su percepción académica tenían asegurada.

Inician a experimentar situaciones desconocidas, por causa de las emociones que experimenta, a conocer en carne propia que las personas que se encuentran temporalmente perturbadas, tienden a deducir que no pueden pensar correctamente, pues la tensión emocional prolongada puede obstaculizar sus facultades intelectuales y dificultar de esta forma su capacidad de aprendizaje.

Karen Amold afirma «creo que hemos descubierto a la gente “cumplidora”, a las personas que saben lo que hay que hacer para tener éxito en el sistema, pero el hecho es que los valedietorians tienen que esforzarse tanto como los demás. Saber que una persona ha logrado graduarse con unas notas excelentes equivale a saber que es sumamente buena o bueno en las pruebas de evaluación académicas, pero no nos dice absolutamente nada en cuanto al modo en que reaccionará ante las vicisitudes que le presente la vidas» .

El tiempo ha descubierto una verdad comprobada fehacientemente y es que el hombre por muy maduro que sea en cuanto a su proceder o tenga las características que conlleva la inteligencia emocional, no necesariamente podrá ser un excelente alumno, ya que una no implica a la otra, es así como hemos visto a personas destacadas en el mundo intelectual que en su vida personal afrontan serias crisis emocionales y familiares que en muchas oportunidades los llevan al fracaso.

Hemos aprendido a través de la historia que grandes hombres de ciencia han tenido problemas emocionales que los han convertido en criminales, o dictadores inescrupulosos, aun cuando su coeficiente mental sea superior al promedio de la población, convirtiéndose en pésimos timoneles de su propia vida, concurriendo frecuentemente en excesos o pasiones que le acarrean la desgracia personal.

En la educación del adulto además que se conjugan una serie de factores externos, también entran a jugar en parte un rol importante los factores internos, en los cuales cada individuo presenta una variante muy particular, influyendo desde la costumbre hasta el deseo de superación, es así como jóvenes que no poseen un objetivo claro, aunque tengan un gran coeficiente mental, su futuro no se encuentra garantizado por el éxito.

Es por ello que se entiende en la actualidad de que la inteligencia educativa no conlleva la emocional, como se comprueba con el hecho de que en Estados Unidos hace algún tiempo se llevó a cabo un seguimiento de varios años de duración sobre noventa y cinco estudiantes de Harvard que dejó meridianamente claro que quienes habían obtenido las calificaciones universitarias más elevadas no habían alcanzado un éxito laboral (en términos de salario, productividad o escalafón profesional) comparativamente superior a aquellos compañeros suyos que habían alcanzado una calificación inferior. Y también resultó evidente que tampoco habían conseguido una cota superior de felicidad en la vida ni más satisfacción en sus relaciones con los amigos, la familia o la pareja.

Es por ello que podemos inducir que la inteligencia académica no es un sinónimo de éxito en la vida. Pues como ya hemos visto, infinidad de personas con un alto grado de capacidad de asimilación de conocimientos pueden presentar dificultades al afrontar un mundo desconocido fuera de las aulas en el cual deberán de enfrentarse a un sin numero de dificultades así como de oportunidades, que se le presentaran y en las cuales su inteligencia emocional jugará un papel relevante para desafiarlas y superarlas. Por lo que un coeficiente intelectual elevado no constituye la menor garantía de prosperidad, prestigio ni felicidad.

Pero esta lección aprendida a través de los años no ha sido asimilada totalmente en nuestras escuelas y nuestra cultura, en general, en donde se sigue insistiendo en el desarrollo de las habilidades académicas en detrimento de la inteligencia emocional, y de ese conjunto de rasgos —que algunos llaman carácter— que tan decisivo resulta para nuestro destino personal.

Es por esto que la vida emocional constituye un ámbito que puede dominarse con mayor o menor pericia y el grado de dominio que alcancen las personas sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras otros, con un nivel intelectual igual o mayor, acabando muchas veces con estados depresivos o incluso en un callejón sin salida.

Esta deducción no implica que los conocimientos académicos no sean importantes para el desarrollo humano ni mucho menos, pues como vimos al principio de este análisis, el hombre por naturaleza es inducido a aprender, como un medio de subsistencia y de desarrollo, sobre todo en un mundo tan complejo como el nuestro en el cual los espacios son reducidos y la capacidad intelectual y el conocimiento son elementos esencial en el proceso de selección en una sociedad competitiva.

Es por ello que un adecuado balance en cuanto a la inteligencia académica y la inteligencia emocional es un estado óptimo del hombre, el cual se logra más frecuentemente en la edad adulta. Por lo que el aventurarse a catalogar a una persona por sus éxitos académicos en el inicio de su carrera no es un augurio de que su destino será parco, y con el tiempo podemos descubrir que estas personas pueden frecuentemente lograr obtener una posición laboral privilegiada.

Existe una clara evidencia de que las personas emocionalmente desarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida, desde el noviazgo y las relaciones íntimas hasta la comprensión de las reglas tácitas que gobiernan el éxito en el seno de una organización. Las personas que han desarrollado adecuadamente las habilidades emocionales suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces y más capaces de dominar los hábitos mentales que determinan la productividad.

Quienes por el contrario, no pueden controlar su vida emocional, se
debaten en constantes luchas internas que socavan su capacidad de trabajo y les impiden pensar con la suficiente claridad.

Los maestros saben perfectamente que los problemas de sus discípulos entorpecen el funcionamiento de nuestra mente. Es por ello que los estudiantes que se hallan atrapados por el enojo, la ansiedad o la depresión tienen dificultades para aprender porque no perciben adecuadamente la información y en consecuencia no pueden procesarla correctamente.

Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento concentrarse en actividades que no se relacionen íntimamente con el problema, es por ello que cuando los sentimientos derivan hacia un campo patológico es que se vuelven obsesivos, lo que induce a que se produzca una parálisis en el intento de prestar atención a la tarea que se está llevando a cabo.

Por ello, el educador debe de tomar en cuenta diversas circunstancias en el momento de tomar bajo su responsabilidad la educación de un grupo de personas sobre todo de edad mayor, la cual por sus circunstancias especiales, tienden a tener más y diferentes problemas que un niño u adolecente, el cual no carga los problemas familiares en la magnitud de un adulto.

Es sabido que cualquier persona que haya pasado por un dolor muy grande, como la muerte de un ser querido, un divorcio o un problema económico por ejemplo sabe perfectamente lo difícil que le resulta mantenerse atento a las rutinas diarias en las cuales le requiere cierto grado de concentración, incluyendo el estado cotidiano del estudio, es por ello que en estos casos la inteligencia emocional juega un papel muy importante para las personas, las cuales en diferentes aspectos pueden verse agobiadas por sus preocupaciones, llegando al extremos de padecer de pensamientos autocompasivos, que inducen a la depresión.

La desesperación, la impotencia y el desaliento son sentimientos que la persona mayor puede llegar a enfrentar con mayor frecuencia que el joven, pues se encuentran mas vinculados con el padecimiento anímico que aflige a la persona adulta en estado de depresión, lo que como ya vimos va en detrimento de su capacidad de análisis de concentración y en su rutina diaria en el trabajo.

Cuando las emociones dificultan la concentración en el individuo, se dificultan a la vez el correcto funcionamiento de la capacidad cognitiva que los científicos denominan “memoria de trabajo”, la cual es la capacidad de mantener en la mente toda información relevante para la tarea que se está llevando a cabo.

Los conocedores de la materia saben perfectamente que el contenido concreto de la memoria de trabajo puede ser algo tan simple como los dígitos de un número de teléfono o tan intrincado como la trama de una novela, ya que es una función ejecutiva por excelencia de la vida mental, la que hace posible cualquier otra actividad intelectual, desde pronunciar una frase hasta formular una compleja proposición lógica.

Esta situación convierte a las personas que sufren una preocupación en individuos que no alcanzan su plenitud emocional ni académica, induciéndolos a cometer errores por la falta de concentración que arrastra y por ende un tipo peligroso en el ámbito laboral, en el cual tenga que desempeñar trabajos de precisión o de mucha responsabilidad.

En la actualidad se conoce el hecho de que la preocupación es una respuesta útil aunque desencaminada, una especie de ensayo mental ante la previsión de una amenaza. Pero este ensayo mental se convierte en un auténtico desastre cognitivo cuando nuestra mente se queda atrapada en una rutina obsoleta que captura nuestra atención e impide todo intento de focalizarla en cualquier otro sitio.

Pero cuando esta preocupación se convierte en ansiedad entorpece el funcionamiento intelectual de las personas lo que induce indubitablemente al fracaso de cualquier empresa que tiendan a iniciar, tanto en su vida laboral como en la académica, afectando su desempeño en sus funciones y en el proceso de toma de decisiones.

La magnitud de las preocupaciones que tiene la gente mientras está
haciendo un examen es proporcional a la pobreza de su ejecución, porque los recursos mentales invertidos en una determinada tarea cognitiva —la preocupación— reducen los recursos disponibles para procesar otro tipo de información.

En este sentido, si estamos preocupados por suspender el examen dispondremos de mucha menos atención para elaborar una respuesta adecuada. Es así como nuestras preocupaciones terminan convirtiéndose en profecías autocumplidas que conducen al fracaso.

Incluso los cambios más ligeros de estado de ánimo pueden llegar a modificar nuestros pensamientos. La capacidad de planificar y tomar decisiones de las personas de buen humor presenta una predisposición perceptiva que les lleva a pensar de una manera más abierta y positiva. Esto se explica, en parte, porque la memoria es un fenómeno específico de estado, es decir que, por ejemplo, en un estado positivo, solemos recordar acontecimientos positivos. De este modo, en la medida en que nos sentimos a gusto mientras estamos pensando en los pros y los contras de un determinado curso de acción, nuestra memoria busca datos en una dirección positiva, inclinándonos, por ejemplo, a emprender acciones más aventuradas y arriesgadas.

Es por ello que como recalcamos la educación del adulto es diferente y más complicada que la educación que puede otorgársele a un joven o a un adolecente, por todos los factores endógenos y exógenos que hemos analizado y que se presentan de mayor magnitud en el estudiante mayor, el cual por su situación particular afronta una serie de problemas distintos al estudiante normal.

Por lo que la educación del adulto debe de estar en función de las necesidades de los participes, aprovechando sus diversas experiencias y asignando alta prioridad a los grupos menos favorecidos desde el punto de vista educativo, despertar su interés por la lectura y fomentar sus aspiraciones culturales, suscitar y mantener el interés de los adultos en situación de aprendizaje, para lo cual debe recurrir a su experiencia, reforzar la confianza en si mismo y facilitar su participación activa en todas las fases del proceso educativo que les concierne, adaptarse a las condiciones concretas de la vida cotidiana y del trabajo, estar organizada y llevada a la practica de manera flexible, tomando en cuenta los factores sociales, culturales, económicos e institucionales de cada país y sociedad, contribuir al desarrollo económico y social de toda la comunidad o debe de reconocer que cada adulto en virtud de su experiencia vivida, es portador de una cultura que le permita ser simultáneamente educado y educador.

Por lo tanto, se puede deducir que la función del educador en la Andragogía es grande compleja pero de mucho valor y que se enfrenta a un campo en el cual falta mucho que recorrer.


CONCLUSIONES.

A. La educación de los pueblos es un factor de desarrollo y el bastión de liberación de las ideas anacrónicas que lo han gobernado e inhibido su superación.
B. El desarrollo integral de los puebles se logra a través de la educación que tenga su sociedad, la cual debe de incluir a las personas de cualquier edad.
C. La inteligencia emocional es importante para la persona que viéndola desde el punto de vista de un estudiante le permite alcanzar un grado de superación mayor a la que logran las personas con una actitud fluctuante
D. El tener inteligencia emocional no implica el tener inteligencia académica y aunque ambas pueden combinarse, una no conlleva a la otra.
E. Esta demostrado que la persona que tiene inteligencia académica no implica por ley que tendrá un destino fructifico, ya que este tipo de inteligencia debe de combinarse con la inteligencia emocional.

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